El FMI empezó a dirigir la política argentina

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El FMI comenzó a cogobernar la Argentina. Este jueves, antes del inicio de la sesión de la Cámara de Senadores para tratar la aprobación definitiva del acuerdo, el vocero del organismo internacional, Gerry Rice, salió a marcar la cancha.

Rice brindó una conferencia de prensa, en la que elogió al acuerdo, calificándolo como «pragmático y realista», y enfatizó que necesita un «amplio apoyo político y social» para que pueda tener éxito. El vocero del FMI lanzó claras señales a la interna del Frente de Todos, que se encuentra en situación de terapia intensiva.

«Como ya dijimos antes, nuestro punto de vista es que un amplio apoyo político y social en la Argentina será crítico para el éxito general del programa económico. Una amplia aceptación del propio programa es clave», sostuvo Rice, interpelando directamente al cristinismo.

El funcionario del FMI aseguró que el directorio de la entidad discutirá la aprobación del acuerdo una vez que el Senado vote en positivo, aunque se excusó de especificar una fecha concreta para su tratamiento.

Rice elogió el programa económico que forma parte del acuerdo y que fuera excluido del proyecto de ley a instancias de la oposición, aunque dio a entender que será aplicado de todos modos. De este modo, pareció darle la razón a Elisa Carrió, quien abía afirmado que “Guzmán es un pésimo ministro de Economía, es un empleado del FMI”. 

«Es un programa pragmático y realista para ser apoyado por el FMI con políticas económicas creíbles, destinadas a fortalecer la macroeconomía y afrontar los profundos desafíos que enfrenta la Argentina para alcanzar un crecimiento sostenido», elogió Rice.

Y adelantó la agenda económica del gobierno, en cumplimiento de los deberes dispuestos por el FMI. «Es importante indicar que el programa persigue comenzar a reducir la persistente alta inflación mediante medidas que encaren múltiples frentes, que incluyen la reducción del financiamiento del déficit, más un nuevo marco de implementación de la política monetaria con tasas de interés positivas que sostengan la demanda de activos en pesos».

Por si hiciera falta, confirmó el maridaje existente entre el organismo de crédito y el gobierno de Alberto Fernández: «Estamos muy estrechamente comprometidos con las autoridades argentinas», subrayó.

Asimismo Rice se refirió al impacto de la guerra en Ucrania en los precios de los alimentos, y aceptó que la Argentina «está siendo afectada por la guerra (en Ucrania) con la suba de precios». Y agregó que «el staff del Fondo está evaluando el impacto de esta suba de precios, pero ese impacto dependerá finalmente de la duración de la guerra».

«Si el directorio ejecutivo del FMI estableciera un nuevo servicio con un período de reembolso más largo para el cual Argentina fuera elegible, el personal del FMI sin duda estaría feliz de trabajar con las autoridades argentinas para facilitar la solicitud de apoyo», aseguró.

La explicación de Rice prácticamente replicó la ofrecida, días atrás, por Martín Guzmán, quien había asegurado que “la guerra de Rusia y Ucrania está presente en la Argentina y hoy se ve en los precios que se paga por todo aquello que está asociado a los commodities, que están experimentando un aumento significativo”.

«Esto se ve en el precio los productos que insumen trigo, huevos, la leche, los aceites y la canasta de consumo y esto está afectando fuertemente a la situación económica de la Argentina”, había especificado Guzmán.

Las palabras del vocero del FMI  fueron una advertencia al cristinismo, exigiéndole su disciplinamiento, y también el reconocimiento de que el gobierno nacional está operando a control remoto del organismo internacional. Tanto el elogio del plan económico de Guzmán como la identificación del combate contra la inflación y el aumento de las tasas de interés como próximos pasos de las políticas nacionales, demuestran dónde está la lapicera que redacta las directivas y quién acepta agachar la cabeza y ponerlas en práctica.

Con la aprobación del acuerdo, el gobierno de Alberto Fernández inicia su caída definitiva. Resta saber si será suave o drástica, pero está claro que será inevitable.

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