Dos reuniones avisparon otra vez la interna de Juntos por el Cambio

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El almuerzo de Macri con Trump y la cena de cambiemitas con peronistas abrieron diferencias en la coalición opositora.

Un mensaje al celular de Donald Trump le alcanzó a Mauricio Macri para organizar un almuerzo en el club de golf del ex presidente de Estados Unidos en Palm Beach, Florida. Macri ya había acordado con Trump hace algunas semanas que se verían cuando regresara a Miami para dar una clase del curso de ocho encuentros que está presentando en la Universidad Internacional de Florida.

Este jueves, Macri almorzó en la mesa de Trump y luego publicó la foto del encuentro en su cuenta de Twitter. Tuvo que mostrar la imagen él porque su anfitrión no pudo hacerlo, ya que su cuenta @realDonaldTrump sigue suspendida desde enero de 2021, cuando la red social bloqueó las publicaciones del entonces presidente tras considerar que podían incitar la violencia, en una semana en que los seguidores de Trump habían tomado el Capitolio.

Pocas horas antes de ese almuerzo, el Washington Post había publicado una entrevista con Trump en la que el ex presidente reivindicó la toma del Capitolio y aseguró que él mismo quiso participar de la marcha, pero la custodia del servicio secreto se lo impidió. Macri sabía muy bien que esa reunión iba a generar controversia dentro de Juntos por el Cambio, pero igual la promovió y la difundió.

Lo hizo decidido a mantener centralidad en la coalición y a enviar un mensaje a quienes lo votaron alguna vez y hoy miran con cariño a candidatos como Javier Milei. Por lo que se sabe hasta ahora, el avance del economista libertario en las encuestas puede ponerle un techo al crecimiento de Juntos por el Cambio, pero no debilita el piso de votantes de la coalición, que parece consolidado en una cifra apenas superior a los 40 puntos que obtuvo Macri en las elecciones generales de 2019.

El ex presidente suele decir que Milei le sirve a Juntos por el Cambio para poner en la agenda discusiones que antes aparecían vedadas, como los proyectos de reforma laboral y reforma previsional. No todos piensan así en la coalición: los radicales ya avisaron que un acercamiento con los libertarios terminará haciendo explotar el espacio opositor. La reunión de Macri con Trump no fue la única que generó discusiones en Juntos por el Cambio.

El miércoles, Emilio Monzó armó una cena multipartidaria en la casa de Juan Manuel Urtubey. Allí estuvieron gobernadores como el peronista cordobés Juan Schiaretti y el jujeño Gerardo Morales (presidente de la UCR); los diputados Rogelio Frigerio (que se postulará para la gobernación entrerriana el año próximo), Graciela Camaño y Florencio Randazzo; el intendente de Rosario Pablo Javkin y el chaqueño Ángel Rozas.

Algunos de los comensales promocionaron el asado en San Isidro como un encuentro “antigrieta”, a pesar de que en la cena no hubo un sólo representante del oficialismo. En rigor, la idea de Monzó es fortalecer dentro de Juntos por el Cambio un sector que se mantenga independiente de las candidaturas de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Es prácticamente imposible que todos los invitados a la cena acepten integrarse a ese espacio.

Morales, en principio, seguirá peleando por convertirse en el candidato del radicalismo. Por si acaso, Bullrich salió a decir desde Estados Unidos que se enteró del encuentro por los medios y que hay que dejar fuera de la coalición opositora a cualquier dirigente que no esté pensando en “impulsar el cambio”. En definitiva, Juntos por el Cambio corre el riesgo de vender la piel del oso antes de cazarlo y podría poner en riesgo un eventual triunfo en las elecciones del 2023.

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