Sergio Delapierre, integrante de la Asociación “Productores Autoconvocados”, explicó que continúa la escasez de mano de obra en el sector de la construcción; sobre esta situación responsabilizó a los planes sociales por su permanencia. “Muchísima gente que recibe planes pierde interés por buscar trabajos”, añadió.
El problema se profundiza, según Delapierre, en el caso de trabajos registrados y con horarios. “Vimos que muchísima gente prefiere hacer la fila en el banco, conseguir dinero, y luego hacer unas changas para completar el ingreso de la familia”, afirmó.
Además, el productor sostuvo que el fenómeno se profundizó en el último tiempo, y que tiene consecuencias directas en las chacras: “Sabemos que la parte rural tuvo un atisbo de solución cuando el presidente declaró la compatibilidad de planes sociales con trabajos rurales, pero en la realidad no tuvo efecto. Pensamos que sigue siendo complicado conseguir gente”, manifestó.
Sin embargo, aseguró que cuando se encuentran personas dispuestas a cosechar yerba o cítricos, estas suelen negarse a trabajar de forma registrada. “Por ahí se consigue gente ‘en negro’, pero esa no es la solución para un país que tiene que tener las cosas ordenadas”, afirmó Delapierre y agregó que el dinero que se dedica al sostenimiento de los planes sociales creará una “falta de mano de obra” difícilmente solucionable.
“Eso va a repercutir en muchas empresas. Nuestra propuesta es que parte de los subsidios del Estado vayan destinados a bajar el costo laboral en Argentina”, propuso Delapierre. Este proyecto llamaría a que el Estado cubra parte de los costos relacionados a contratar empleados, y que ese dinero sea sacado del monto asignado a los planes sociales.
El productor explicó que el empresario tiene que poner un 50% por las cargas patronales y de seguro. “Pensamos que, si parte de los subsidios subsidiaran esa carga laboral, tendríamos un principio de solución”, aportó Delapierre. Desde Productores Autoconvocados también consideran “fundamental” la simplificación del proceso para contratar nueva mano de obra.
Los trabajadores suelen tomarse por períodos que van desde el mes hasta el año y si realizan un trámite determinado, no perderían la posibilidad de cobrar planes sociales. “Cualquier trabajador rural tiene ese beneficio”, afirmó. Sin embargo, la tardanza de los organismos estatales por reflejar la situación laboral de los beneficiarios, asusta a los candidatos, quienes terminan recibiendo un menor monto si es que deciden dejar el trabajo.
“El Anses tiene una serie de programas nacionales que dejan al empresario tomar a un empleado por un período determinado, con determinados beneficios para la patronal, y luego deben incorporar al empleado, o el beneficio dura solo un año”, contó Delapierre, quien propone, junto a Productores Autoconvocados, que este beneficio se extienda para superar el año.
La temporalidad de los puestos de trabajo en el sector rural se debe, mayormente, a las necesidades más temporalmente limitadas de los productores terratenientes. “Un productor que tiene diez hectáreas, esa persona puede tomar por tres meses a dos carpidores, pero después no tiene trabajo para todo el año”, explicó. El precio de la yerba, que se mantuvo bajo, no ayudó a esto ya que hoy el yerbatero tiene menor rentabilidad, y por lo tanto puede dar menos trabajo.
“El tema del trabajo depende del tamaño de la empresa”, añadió. Estas empresas más grandes suelen rotar los puestos de trabajo, con tal de que su personal pueda trabajar todo el año. “Pero si uno habla con esas empresas, se reitera la misma queja que nos moviliza a buscar soluciones: que la gente no tiene perseverancia en el trabajo, porque tienen al Estado que les da dinero en la mano sin ninguna contraprestación”, afirmó.
El caso europeo
El caso de Europa, que depende mucho de mano de obra inmigrante, es posible, según Delapierre, por la movilidad social de la que disfrutan los europeos. “La clase trabajadora en Europa, trabajando normalmente, accede a un buen estándar de vida. A la gente de Europa que vive mejor que nosotros le cuesta conseguir gente para hacer trabajos de menor categoría”, señaló.
Esta es la razón, dijo, que hace posible la abundancia de casos en los que hijos de productores pudieron acceder a trabajos relativamente poco remunerados en el extranjero, como el de mozo o barrenderos. “Consiguen cualquier tipo de trabajo que los europeos no quieren hacer. Por eso se dieron las corrientes inmigratorias de los árabes, que vienen de países pobres y están contentos con cualquier trabajo con tal de vivir mejor, y el europeo les otorga esos trabajos”, explicó el productor.
Pero en Argentina eso no es posible, porque el país todavía está en una “etapa anterior”. “Acá la gente no trabaja porque tiene al Estado que les cubre”, afirmó. Hablar de esto, según el productor, puede parecer discriminatorio, pero aclaró que el trabajo es siempre necesario para el progreso. “Si alguna civilización se desarrolló, fue porque pasaron malos momentos y, por la fuerza del trabajo, se recuperaron y lograron el bienestar”, consideró.
“Los inmigrantes que vinieron a Argentina desarrollaron colonias prósperas en todo el país porque eran gente de trabajo”, dijo. La inmigración masiva de europeos fue una política estatal de Argentina durante gran parte del siglo XIX y XX, que tenía como objetivo obtener más mano de obra y apuntar al desarrollo de una cultura “civilizada”, como la europea. “Esas nacionalidades venían del hambre de Europa y se desarrollaban trabajando”, sostuvo.
Para desarrollarse, es necesario generar riqueza, indicó Delapierre. En este sentido, señaló que si una persona recibe plata por nada, no genera bienes para la venta, no hay para exportar: “Lo que tenemos que hacer es que todos tenemos que producir un trabajo y generar esa riqueza. No puede ser que siete millones estén generando el dinero para mantener a veinte millones, entre jubilados y beneficiarios de planes”, agregó.
El productor también relacionó la existencia de los planes sociales con la actual situación económica del país, criticando la postura del gobierno con respecto al Fondo Monetario Internacional (FMI). “Gente del gobierno, que tanto insulta al FMI, están yendo a pedirle una ayuda. Es lógico: se termina el dinero y no hay cómo mantener los planes”, manifestó, en referencia al viaje de Silvina Batakis a Washington, D.C.
“Todo lo que hacemos nosotros lo hacemos con el ánimo de construir algo positivo. Vamos con propuestas concretas, no solo con quejas”, aseveró Delapierre. El productor concluyó pidiendo que el gobierno nacional escuche sus inquietudes, que también se les fueron informadas por medio de representantes de la Iglesia. “Creemos que la Argentina merece trabajar y enriquecerse, para no quedarse con un sueldo miserable de $50 mil”, finalizó.