0
0
Dicen que la decisión de contratar al artista K fue del ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak. El hecho de que actualmente se encuentre recorriendo los pasillos judiciales tras el enfrentamiento con su hija Sol, que lo acusó de humillaciones y maltratos, resultó un tema menor.
El gobernador Axel Kicillof, a través del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, que conduce Nicolás Kreplak, optó por la figura del denunciado Piñón Fijo a la hora de encabezar una curiosa campaña para la prevención de los ataques cerebro vasculares.
El conflicto familiar que atraviesa el artista K, Fabián Alberto Gómez, mejor conocido como Piñón Fijo, se inició meses atrás cuando, a través de sus redes sociales, el famoso payaso dio a entender que no se encontraba en contacto con su nieta, y que era justamente su hija Sol la que impedía el contacto.
En la publicación, Piñón Fijo hizo hincapié en sus derechos de abuelo y logró que miles de personas, en poco tiempo, apoyaran su postura y se solidarizaran con su situación. Sin embargo, horas después, tanto su ex mujer como el resto de su familia le salieron al cruce.
“Es hora de sacarle el maquillaje”, aseguró su hija Sol. “Hace ocho meses que no veo a mi padre porque está desaparecido de nuestras vidas después del último de tantos maltratos en mi semana 32 de embarazo. Y fue el último porque me animé a poner un límite a las humillaciones crónicas después de 35 años”, explicó la hija de Piñón Fijo.
En las últimas horas, y a pesar de que el conflicto de Piñón Fijo y las serias acusaciones de humillaciones y maltratos a sus hijas recién comienzan su recorrido por los pasillos de la Justicia, la gestión de Axel Kicillof y el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, decidió contratar al payaso como cara de una nueva campaña de su cartera.
A la inoportuna decisión de Kreplak se suma, también, el llamativo silencio de la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, desde cuya cartera prefirieron evitar hablar del tema en un nuevo ejemplo de que las políticas de género solo se aplican cuando convienen.
