Rumores de crisis definitiva en Juntos por el Cambio

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Sus expectativas cambiaron durante los últimos días por la explosión del caso de Insaurralde y el buen desempeño de Bullrich. Pero, ¿qué pasa si no llega a segunda vuelta?

Aquella aventura que iniciaron Mauricio Macri, Ernesto Sánz y Elisa Carrió, allá por 2015, corre por primera vez, un riesgo serio de perder su cohesión de forma definitiva, partirse y dar lugar a un nuevo escenario político en la Argentina, a partir de las elecciones generales del próximo 22 de octubre.

Es cierto, las expectativas dentro del espacio cambiaron esta semana. El muy buen desempeño de Patricia Bullrich en el último debate presidencial, pero especialmente la explosión del caso de Martín Insaurralde y el tarjetero “Chocolate” Rigau, pusieron de rodillas a la candidatura de Sergio Massa y, algunas consultoras que no hacen públicos sus trabajos, junto al análisis de bancos internacionales como JP Morgan, dieron aire a estos últimos minutos de campaña para la tradicional alianza opositora.

Además, Bullrich realizó una maniobra que todavía no puede ser medida, consistente en resucitar a Horacio Rodríguez Larreta, anunciando que sería su jefe de Gabinete en caso de asumir la presidencia.

La idea es, claro, contener todo el universo de votos que acompañó al espacio en las PASO, algo que muchas encuestas ponían en severas dudas hasta hace unos días. En ese mismo sentido, la candidata anunciaría también en estos días, que Gerardo Morales, el presidente de la UCR, sería su ministro del Interior, y tal vez, haya también algún gesto para con Martín Lousteau.

Si estas movidas, sumadas al desplome de Massa por la economía incontrolable y la corrupción, los depositan en balotaje, habrá un mes más de sobrevida y la esperanza de derrotar a Javier Milei en la segunda vuelta. Curiosamente, las encuestas son más generosas con Bullrich en un eventual mano a mano con el esotérico libertario, que en esta disputa entre tres.

Qué pasa si Bullrich queda fuera de una segunda vuelta

Pero, si toca quedar afuera, la cosa estallará, casi inmediatamente. Los radicales por ejemplo, ya planean un futuro autónomo. De los diez gobernadores que hoy menea Bullrich como un capital político de su eventual gestión, ocho son radicales. Con la excepción de Ignacio Torres de Chubut y Claudio Poggi de San Luis, todos los demás pertenecen al partido centenario. Por otro lado, dentro del Senado de la Nación, la proporción de legisladores radicales por sobre el PRO será de 3 a 1.

La explicación es simple. En las provincias, siempre el radicalismo es más poderoso que el partido amarillo y aunque en general las candidaturas al Senado se combinan, el primero es siempre radical.

“Entonces, incluso donde perdemos y metemos el candidato por la minoría, ese es nuestro. Si tenemos 10 provincias y hay todavía 4 en disputa, hay 10 más donde perdimos, pero nosotros metimos un senador por cada derrota y ellos nada”, explica un radical del interior.

La misma fuente completa: “Fijate, si perdemos la Provincia de Buenos Aires, de todos modos, Maxi Abad va a ser senador, eso fue pasando en todos lados”.

Otro radical de pura cepa, refuerza la idea: “El PRO otra vez quedaría relegado a ser un partido porteño, con un solo gobernador, Jorge Macri, en un distrito donde la interna la ganó por un punto y donde claramente hemos recobrado vigor político” y pone más fichas en la apuesta del estallido interno: “De los quinientos intendentes de los que habla Bullrich, más de 400 son nuestros. El PRO tuvo ocho años el control de la coalición y no supo construir, se consumió en internas, pudieron habernos devorado y los vamos a terminar devorando nosotros a ellos”.

Los radicales incluso se sienten fuertes en provincias poderosas. Maximiliano Pullaro será gobernador de Santa Fe y responde al sector de Evolución que conduce Lousteau, algo así como la renovación interna partidaria.

En Córdoba, si bien no han podido imponerse, las figuras emergentes son de la UCR, básicamente el locuaz Rodrigo De Loredo. El PRO ha tenido que recurrir a una figura como Luis Juez, que ni siquiera viene de su partido, para candidatear a gobernador, y que además, parece haber tenido su última oportunidad en este 2023.

Mendoza forma parte ya del acervo del radicalismo, de la mano de Alfredo Cornejo, que logró incluso derrotar a un espacio creado de una escisión interna mucho más cercana al PRO, como Omar De Marchi, armador en su momento, de la campaña presidencial de Rodríguez Larreta. Todo ello junto a Corrientes, Jujuy, Chaco, San Juan, el panorama resulta alentador.

Por otro lado, estrategas radicales piensan que habrá una atomización dentro del PRO. “Si gana Milei, posiblemente nosotros no lo acompañemos ni con una sola de sus iniciativas, esta en nuestras antípodas, pero una parte de los amarillos sí, especialmente el macrismo, allí viene la primera ruptura, dentro del mismo Congreso. Aparte hay cosas que van a detonar si no se entra al balotaje. La incorporación de Horacio (Larreta) al posible gobierno, a muchos macristas no les gustó nada. Dicen que Patricia los mando a un combate cuerpo a cuerpo y ahora los posterga o los obliga a convivir con el tipo que perdió, resucitó a un muerto que le hizo mucho daño a la coalición”, indica una joven legisladora del partido de Leandro N. Alem.

En conclusión, si bien nadie quiere perder, a los radicales se los ve bastante más cómodos con la idea. La derrota los pondría en el lugar de ser el puntal más poderoso de la alianza Juntos por el Cambio, y eso les otorgaría la posibilidad de cooptar miembros del PRO disconformes y luego, condicionar al partido amarillo: “Si quieren que sigamos juntos, conducimos nosotros y sino, cada cual por la suya” sintetiza el hombre fuerte consultado, en un pasillo del Senado.

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