Billetes de $2.000 llegarán a cuentagotas y ya devaluados

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Asesores de la administración de Alberto Fernández señalaron que desde junio a octubre no serán muchos los ejemplares que se verán en la calle. ¿Se utilizarán para pagar el aguinaldo?

El reciente acuerdo conjunto entre el Banco Central y la Casa de la Moneda para poner en circulación billetes de $2.000 para fines del sexto mes del año, probablemente coincidiendo con los pagos de medio aguinaldo de aquellos trabajadores que se encuentran debidamente registrados, pone en blanco sobre negro, que la estrategia es demorar lo más posible la aparición del papel moneda que tendrá como protagonistas, no a un animalito de la fauna nacional, sino al primer ministro de Salud de la Argentina, Dr. Ramón Carrillo, y a la Dra. Cecilia Grierson, primera médica del país.

Dos próceres del siglo XX que compartirán esfinge en el billete de mayor denominación que tendrá la nación y que nacerá, hacia el mes de junio, completamente devaluado.

Analistas de La City financiera justifican esta aseveración por el continuo aumento del costo de vida. Para tener una dimensión de la tragedia monetaria que vive la Argentina basta con señalar que si el billete de $2.000 estuviera en manos de los tenedores de pesos en el día de hoy, contarían en su haber con US$ 4,55 según el tipo de cambio paralelo. En el mes de febrero, $2.000 equivalían US$ 5,29. En los países vecinos, el papel moneda de mayor valor equivale, en promedio, a US$ 30.

Por otra parte, el público aún desconoce la cantidad de billetes que circularán en el mes previo a las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, ni que imprenta llevará adelante el mandato de la Casa de la Moneda, teniendo en cuenta que ya se utilizan los servicios de varias empresas en tres continentes distintos que no dan a basto para imprimir “los horneros” de $1.000 que en la actualidad, equivalen a US$ 2,27 por unidad según “los arbolitos” que vocean cotizaciones de la calle Florida.

Asesores económicos de la administración de Alberto Fernández señalaron que “…de junio a octubre no serán muchos los billetes de $2.000 que se verán en la calle y hay que olvidarse hasta noviembre, después de las elecciones, para pensar en emitir un billete de $5.000. Uno de $10.000 y otro de $20.000 es una quimera para el Gobierno”.

Las razones para no avanzar con una medida que sería completamente lógica dado el contexto inflacionario actual, así como de cuidado del balance del Banco Central (BCRA), su titular, Miguel Pesce, no deja de señalar que el año pasado hubo un déficit superior a los US$ 20 millones, justificados en los gastos para imprimir billetes por varias ciudades del mundo y los gastos de logística que implica importarlos, tiene una explicación política y una especulación electoral. Especulación que se fundamenta en cuestiones irracionales que se quieren hacer pasar por psicológicas.

Billetes de 5.000 y 10.000

Uno de los asesores que continúan en su cargo en Casa Rosada coincide con la posición de los funcionarios de la secretaría de finanzas que conduce, Guillermo Setti, “…la emisión de un billete de 5 o 10 mil pesos, pesará en la subjetividad de los consumidores y traerá mayores presiones a los precios de los alimentos, bebidas, indumentaria y alquileres”.

Una razón incomprobable a priori, pero que no resuelve temas cotidianos como la necesidad de los argentinos de trasladarse llevando grandes cantidades de billetes de $1.000 para saldar cuentas, en un contexto, en el cual, las autoridades del Banco Central tampoco han logrado mostrar grandes avances en la utilización del dinero electrónico para realizar transferencias y pagos con QR. Aún el uso del efectivo manda en la Argentina.

El misterio con el que se manejan las decisiones monetarias alcanza el grado de desconocer las consultas de los legisladores nacionales a las autoridades del Poder Ejecutivo.

Varios senadores y diputados nacionales expusieron acerca de la cuestión y consultaron al Jefe de Gabinete, Agustín Rossi, por los costos que abona la Casa de la Moneda y las demoras, evidentes, de la puesta en marcha del nuevo billete de 2.000 pesos.

Agustín Rossi evitó dar cualquier tipo de precisiones argumentando que “las preguntas realizadas están alcanzadas por cláusulas de confidencialidad en los contratos con el Banco Central y con las Casas de las Monedas extranjeras que efectúan la provisión de los billetes”.

Argentina tendrá que importar su propio papel moneda

La denominación de los billetes en una economía con alta inflación desde hace años en Argentina ya se había convertido en un tema de discusión en distintos ámbitos. La permanencia del billete de $1.000 como el papel con mayor valor en pesos -equivalente a menos de 2,40 dólares a precio de dólar libre- implicaba contratiempos y costos para los bancos y empresas que manejan altas cantidades de dinero en efectivo.

Según datos oficiales, hay actualmente en circulación casi 7.900 millones de unidades de billetes, algo menos de los 8.000 millones que había a principio de año. La caída en los primeros tres meses del año se explica en la salida del circulante de unos 150 millones de billetes de $100. Existen en la actualidad 3.100 millones de unidades de $1.000, con mucha diferencia.

La Casa de la Moneda buscará importar billetes de 1.000 pesos para cubrir las necesidades de emisión de pesos que tendrá el Banco Central a lo largo del año. Se trata, según aseguraron fuentes oficiales, de una licitación para la importación de papeles de moneda desde Francia y Malta, que tendría un valor superior a los US$ 32 millones.

Se trata de dos licitaciones publicadas por Casa de Moneda para transportar billetes desde Europa y que responden “al cumplimiento de los compromisos y obligaciones que tiene esta entidad con el Banco Central de la República Argentina (BCRA)”, mencionaron.

De acuerdo a información del portal Bloomberg Línea, se trataría de una compra total de 260 millones de billetes de $1.000, que estaría compuesto por 80 millones desde París y 180 millones más desde Malta.

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