Gerardo Morales quiere acelerar el ritmo en medio de una campaña complicada de cara a las PASO

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EL gobernador de Jujuy y precandidato a presidente de la UCR en Juntos, Gerardo Morales, quiere recuperar con creces todo el tiempo que perdió en la pausa obligada por su intervención quirúrgica y no se anda con chiquitas en su cometido por compartir cartel y luces en partes iguales con sus poderosos competidores del Pro.

En un contexto en el cual el presidente Alberto Fernández acaba de renunciar a su posible reelección y donde los postulados por el Pro siguen en fuerte tormenta de embates políticos, Gerardo Morales busca y perfila su mejor zona de confort para dar sus batallas proselitistas.

De a poco va tomando algunos consejos de sus equipos de comunicación y eso se nota porque se van generando títulos en medios nacionales y eso ayuda notablemente a un posicionamiento con las esperanzas de aumentar el caudal electoral antes del 24 de junio, fecha en que opera el cierre de listas.

Una de sus últimas frases que usó como caballito de batalla surgió de hacer un uso inteligente de la síntesis sobre dos estridentes y temerarios dichos expresados en el fragor de la campaña política.

Uno de ellos fue el que, en términos metafóricos, pronunció el ex presidente Mauricio Macri en un coloquio empresario, donde manifestó la voluntad de “dinamitar” lo realizado por el gobierno kirchnerista. Es algo que, en un país donde hubo atentados trágicos sonó de muy mala manera en varios sectores de la población.

SIN DINAMITA Y SIN SANGRE

En tanto, otra frase no menos impactante y tal vez más temeraria fue la del ministro de Seguridad de la Nación, Anibal Fernández, cuando remarcó que si gana la oposición de Juntos por el cambio correrían “ríos de sangre en las calles” debido a la represión policial que haría falta para llevar a cabo planes de ajuste.

Si bien Morales, como buen opositor, reaccionó casi en simultáneo con las amenazas del ministro, también reparó en la necesidad de volver a una postura que, en el radicalismo, es más que tradicional y tiene que ver con la equidistancia de posturas extremas.

Tal vez por sugerencias desde los “focus group” que siempre llevan información cualitativa de distintas clases sociales, reparó en que también era un desplante la opinión de Mauricio Macri y, por tanto, administró parte de su crítica hacia el ex jefe de estado.

ROMPER EL CASCARÓN

De paso rompió el cascarón en que se ha metido el radicalismo de evitar, durante los últimos años, las opiniones propias partidarias con un sesgo de autonomía. Eso significa también disparar fuerte sobre la línea de flotación del Pro, aunque sin caer en la crítica furtiva que hace un tiempo le dedicó el neurocientífico Facundo Manes a Macri, a quien le atribuyó su condición de espía.

Otro aporte para el debate público, con un resultado que debió ser más impactante, fue el que hizo Morales en algunas entrevistas a medios nacionales, ante los cuales castigó duro a dirigentes del kirchnerismo que, como Anibal Fernández, señalaban o anticipaban el caos que se venía con una nueva gestión de la coalición Juntos.

El también titular del comité nacional del radicalismo pronunció una frase que muchos la relacionan con la espontaneidad y fue cuando dijo que el kirchnerismo con sus amenazas está preparando “un golpe de estado”.

No obstante lo impactante de sus dichos, estos se fueron desvaneciendo con el correr de los días, pero sirvió para correlacionar lo grandilocuente de una expresión con el referente que la pronunció y que necesita alcanzar mayores niveles de conocimiento.

Morales conoce esa debilidad política en su campaña y extrema esfuerzos a través de incursiones mediáticas de gran alcance y próximamente con el armado del congreso partidario a realizarse en Córdoba, desde donde debería salir una propuesta integral de gobierno para compatibilizar con las del Pro y la Coalición Cívica

ECONOMÍA, ASIGNATURA PENDIENTE

Morales ya tiene incorporada una batería de ideas fuerza para desarrollar en una eventual gestión presidencial, empezando, lógicamente, por la economía, una asignatura que al radicalismo le quedó en categoría de “pendientes” si se observan los resultados en la materia tanto en las presidencias de Raúl Alfonsín como de Fernando De La Rúa.

En ese sentido, el precandidato intenta alimentar una visión netamente productivista y a favor de las pymes, donde propone cambiar la legislación para promover su mayor financiamiento y desarrollo. En tanto, y ante los bruscos movimientos del dólar, propone, al igual que otros colegas en carrera, la unificación del tipo de cambio, como paso previo a ir equilibrando y fortaleciendo la política monetaria.

Allí tendrá duros debates con el kirchnerismo, desde donde le señalan que la unificación es un sinónimo de devaluación, pero Morales persiste en estas y otras propuestas económicas que espera ir solidificando de la mano de su asesor Eduardo Levy Yeyati.

Todo esto, sumado a la defensa de la exportación del litio, por demás abundante en la provincia que gobierna, parece ser el cimiento de un discurso económico que encontrará muchos más obstáculos, porque los problemas en ese terreno son los que más preocupan y alteran a la sociedad argentina. 

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