Los inversores siguen muy negativos con la Argentina. Pero además de la suba del riesgo país y la caída de las acciones, parte de esa tensión también se trasladará al mercado cambiario.
La semana financiera no arranca hoy con precisamente buenos augurios para el dólar, tras el feriado. Ayer las acciones locales volvieron a caer más de 3% en Wall Street y acumulan caídas de hasta el 25% desde las elecciones legislativas. Todo indica que este escenario de bajo entusiasmo por Argentina se seguirá reflejando en una mayor presión sobre el tipo de cambio y las reservas, que en noviembre ya acumulan una caída superior a los USD 700 millones.
Los bonos también tuvieron una jornada muy negativa y el riesgo país se acerca a los 1.800 puntos básicos, el máximo desde la reestructuración de la deuda. Hay una relación directa entre la debilidad de los activos financieros y la cotización del dólar. Sucede que las fuertes ventas de acciones y títulos públicos reflejan una vía de escape para los inversores. Cualquier precio es bueno para dolarizarse, aún cuando muchos analistas insisten que el dólar a $ 200 es un precio “exageradamente alto”. Otros, sin embargo, sostienen que el fuerte aumento de la expansión de pesos y la escasa cantidad de reservas justifican estas cotizaciones o incluso valores más elevados.
Para el BCRA la situación se vuelve cada día más compleja, por lo que precisa revertir urgentemente la sangría de reservas que viene sufriendo. La estimación de mercado es que sólo tiene USD 4.000 millones netas, más de los USD 2.500 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG). Sin embargo, el 22 de diciembre vencen USD 1.900 millones con el FMI, por lo que buena parte de esos recursos ya tienen un destino.
Al FMI también habrá que pagarle USD 1.000 millones entre vencimientos de enero y febrero. Pero luego caen otros USD 2.800 millones el 22 de marzo. Para ese momento la Argentina ya tiene que tener cerrado el acuerdo, que incluya la postergación de estos pagos por 10 años. En total, se aplazarían cerca de USD 40.000 millones, si las negociaciones concluyen exitosamente.
Este repaso arroja claramente que no hay mucho espacio más para seguir postergando un acuerdo con el Fondo, con el objetivo de estirar los vencimientos para adelante. Al mismo tiempo, el BCRA debe cuidar más que nunca su escaso volumen de reservas. De lo contrario, las presiones devaluatorias aumentarán peligrosamente. Tanto para forzar un ajuste brusco del tipo de cambio oficial (que viene aumentando apenas al 1% mensual), como un incremento aún mayor de la brecha con el dólar financiero.
El titular del BCRA, Miguel Pesce, decidió dejar de intervención en el mercado de bonos la semana pasada, con el objetivo de dejar de usar reservas para contener el dólar financiero. Según estimó Quantum Finanzas, desde octubre de se habrían utilizado cerca de USD 3.400 millones de las reservas del Central para que no se escape la cotización del contado con liquidación. Sin embargo, se trató de un esfuerzo inútil, ya que la brecha cambiaria supera igual cómodamente el 100%.En lo que va de noviembre, el Banco Central ya utilizó más de USD 700 millones de sus reservas, pero no logró evitar que la brecha cambiaria supere el 100%. Ahora que decidió dejar de intervenir el contado con liquidación, sólo le queda mantener un rígido cepo cambiario para suavizar la salida de divisas
En lo que va de noviembre, el Central ya acumula una intervención superior a los USD 700 millones con reservas. Si no cambia rápidamente la tendencia, este mes podría transformarse en el peor del año desde el punto de vista del balance cambiario. En septiembre, mes de las PASO, se habían perdido casi USD 1.000 millones.
Este panorama de fuerte “stress” financiero fue lo que llevó al Banco Central a frenar la intervención en el mercado de bonos, con lo cual dejó de dedicar reservas para controlar el contado con liquidación.
Claro que como no es suficiente con abandonar la intervención en este mercado, además se mantendrá el fuerte cepo cambiario para suavizar todo lo posible la demanda de dólares por el mercado oficial. En octubre el BCRA prácticamente prohibió las importaciones y consiguió recuperar parcialmente las reservas que había perdido el mes anterior. Sin embargo, las quejas de las empresas que empezaron a tener problemas para acceder a las materias primas para la producción impidieron sostener semejante política al comenzar noviembre.