Funcionarios de Economía y el BCRA negociarán con el staff del organismo los puntos en discordia para acelerar el entendimiento técnico. Apuntan a alcanzar un acuerdo en las próximas semanas.
El Gobierno aceleró la marcha de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional con el objetivo de cerrar un acuerdo lo más pronto posible. En ese marco, un grupo de funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central viajará este sábado a Washington para mantener una serie de reuniones técnicas con el staff del organismo. Fuentes oficiales le dijeron a Ámbito que la delegación tiene previsto permanecer varios días en la capital estadounidense con la intención de acercar posiciones en los puntos más tensos de las discusiones.
Los funcionarios buscarán “pulir” las diferencias en torno a las metas del plan plurianual que el Ejecutivo planea enviar al Congreso la próxima semana, y que será la base para el futuro programa de Facilidades Extendidas (EFF por su sigla en inglés). Un programa que servirá para refinanciar la deuda de u$s45.000 millones que tomó Mauricio Macri en 2018, pero que dejará una auditoría del organismo que condicionará la política económica durante largos años.
Según se supo de fuentes oficiales, la comitiva estará encabezada por el representante de Argentina y el Cono Sur en el Directorio del FMI, Sergio Chodos. También la integrarán el viceministro de Economía, Fernando Morra; el secretario de Hacienda, Raúl Rigo; el subsecretario de Financiamiento, Ramiro Tosi; el vicepresidente 2° del BCRA, Jorge Carrera; y el subgerente general de Investigaciones Económicas de la autoridad monetaria, Germán Feldman. Cada uno de ellos está vinculado particularmente a alguno de los principales puntos de discordia en la negociación: el ritmo de crecimiento de la actividad, el sendero de ajuste del déficit fiscal, el programa financiero, el volumen de emisión monetaria y el modo de reducción de la brecha cambiaria.
En el equipo económico remarcan que será una continuidad de las cotidianas reuniones virtuales con el staff del Fondo que lideró Martín Guzmán desde Buenos Aires durante las últimas semanas. Esperan que la presencialidad agilice los debates. Aunque aclaran que “no es una misión con capacidad de cerrar una negociación”. La firma del acuerdo la tendrán que realizar el ministro de Economía y el presidente del BCRA, Miguel Pesce, quienes no integran la comitiva. ¿Podrían sumarse luego?, consultó Ámbito. “Por ahora no está previsto”, respondieron en distintos despachos oficiales. Aunque un viaje no sería imprescindible ya que, si se avanza en acuerdos, la Carta de Intención para el EFF podría enviarse desde Argentina en algún momento de diciembre.
Algunos funcionarios del gabinete económico plantean que, por la incertidumbre que genera la negociación en el mercado y las presiones cambiarias asociadas, el acuerdo marco debería alcanzarse en el corto plazo. Igualmente, luego pasará por el Congreso, donde se esperan debates intraoficialismo. Finalmente, pasará por el Board del Fondo, cuya silla clave es ocupada por Estados Unidos, que concentra el 16,5% de los votos.
Un portavoz del organismo que dirige Kristalina Georgieva le confirmó a Ámbito que la delegación oficial será recibida por Julie Kozack, subdirectora del Departamento para el Hemisferio Occidental, y Luis Cubeddu, el encargado del caso argentino. Y señaló que buscarán “profundizar las discusiones técnicas hacia un programa respaldado por el FMI”. Otras fuentes afirmaron que, en principio, no se anunciaría una misión del staff del Fondo a Buenos Aires hasta que no haya un avance concreto en el acuerdo técnico.
Facilidades extendidas
El Gobierno negocia un EFF, la línea de crédito más extensa de las dos que hoy existen en el menú del FMI. Tiene un plazo de repago máximo de diez años y otorga un período de gracia de hasta cuatro años y medio, lo que permitiría empezar a cancelar los vencimientos en 2026. Para más adelante quedaría la posibilidad de obtener más tiempo para devolver el multimillonario préstamo que el organismo le otorgó a Macri en la antesala de su intento reeleccionista: la intención oficial es incluir en el acuerdo una cláusula que le permita acceder a mejores condiciones en caso de que el Fondo apruebe la creación de una nueva línea de crédito.
Como señal de la vocación del Ejecutivo por acelerar la negociación y pese a las actuales presiones sobre las reservas internacionales, el gabinete económico confirmó este martes que el 22 de diciembre pagará con los derechos especiales de giro (DEG) que envió el Fondo los más de u$s1.880 millones correspondientes al segundo vencimiento de capital del Stand By de 2018. Con todo, Guzmán aspira a que el acuerdo con el organismo incluya la devolución de los DEG utilizados para pagar los compromisos de este año (por cerca de u$s4.000 millones), lo que llevaría algo de aire a las reservas.
Puntos en debate
La comitiva de Economía y el BCRA buscará acercar posiciones en los puntos más álgidos de la negociación de cara a la elaboración de las metas del plan plurianual. Como contó Ámbito días atrás, uno de ellos es el ritmo de reactivación de la economía. Luego de recuperar casi 10% este año (un porcentaje similar al de la caída de 2020), el Gobierno aspira a que el producto avance otro 4% en 2022, algo por encima del arrastre estadístico que dejará 2021. El FMI, pese a la aguda crisis social del país, auspicia un crecimiento más acotado: por un lado, busca evitar una política más expansiva que incremente el déficit fiscal y, por otro, advierte que una reactivación más acelerada atentaría contra la acumulación de reservas (vía incremento de las importaciones), la gran obsesión de Washington para garantizarse el repago de la deuda.
A eso se refirió ayer el jefe de Gabinete, Juan Manzur, al hablar ante empresarios de la Unión Industrial Argentina: “Vamos a poner todo nuestro esfuerzo, queremos resolver este problema y queremos pagar. Lo único que pedimos es una condición, que nos dejen crecer para poder pagar”.
En la misma línea se expresó Guzmán, un rato después, al hablar en la sede de la CGT, a donde fue en busca de apoyo de los dirigentes de cara a la negociación: “Nuestro gobierno no va a firmar ningún acuerdo de ajuste porque significaría impedir darle continuidad a la recuperación económica”. También prometió “una recuperación más fuerte del poder adquisitivo de los salarios”.
En cuanto al sendero fiscal, el Gobierno ya redujo la proyección de déficit primario para este año. Del 4,5% del PBI presupuestado inicialmente (con una previsión de crecimiento menor a la que finalmente se dio y tras un comienzo de año de marcada disciplina en el gasto) Economía adelantó la semana pasada que 2021 terminará con un rojo cercano al 3,5%. Es uno de los números que puso sobre la mesa ante los técnicos del Fondo. Para 2022 el proyecto de Presupuesto de Guzmán prevé un déficit primario del 3,3%, un número que aún esta en debate con un organismo que busca alcanzar el equilibrio fiscal lo más rápido posible, como marcan sus conocidas recetas de ajuste.
Con todo, fuentes oficiales afirman que el debate con el FMI no pasa tanto por el sendero fiscal sino por cómo financiar el rojo de las cuentas públicas. El proyecto de Presupuesto prevé para el próximo año que la emisión monetaria para cubrirlo se reduzca al 1,8% del PBI (este año superará el 3%). El organismo quiere que sea más baja. Como publicó ayer Ámbito, una de las alternativas en danza para reducir el financiamiento monetario es aumentar el fondeo proveniente de bancos multilaterales y se baraja la posibilidad de recibir en 2022 unos u$s5.000 millones por esa vía.
En el plano cambiario, el debate principal es cómo reducir una brecha que hoy supera el 100%. El consenso es que no haya un salto devaluatorio, le dijo una fuente oficial a este diario. En el Gobierno confían en que el Fondo convalidará la continuidad de los aspectos centrales de los actuales controles cambiarios, sobre todo los que pesan sobre la compra de divisas para atesoramiento, ya que sería inimaginable una recuperación de las reservas si se levanta el cepo. Resta ver cómo avanzan las negociaciones en los próximos días.