La Corte Suprema estaría dispuesta a ir con todo en contra del kirchnerismo

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Dos sentencias pusieron en jaque al Gobierno. El origen de un tiempo lleno de tensiones y la causa que preocupa a Cristina Kirchner. La vicepresidenta sabe que no tan solo el Poder Legislativo le jugará en contra. También cree que el Poder Judicial “se la tendría jurada”.

Tras las elecciones, el año fue río arriba para el Gobierno. Y diciembre no fue la excepción. La no aprobación del presupuesto condicionó políticamente al Presidente, pero hubo otra serie de hechos que encendieron una nueva alarma en Casa Rosada. Dos fallos adversos y consecutivos de la Corte Suprema le señalaron que el Poder Legislativo no es el único rival de peso, sino que también debe enfrentarse al Judicial.

La decisión de que, tras años de disputa, la Nación deba afrontar el pago de más de 100 mil millones de pesos para Santa Fe por una deuda de coparticipación y la declaración de inconstitucionalidad del Consejo de la Magistratura, en un lapso de 10 días, sacudieron al Ejecutivo. No sólo por lo que esas sentencias significan para la gestión, sino por lo que puede venir.

Y es que con la firma de tres de los cuatro jueces que conforman el máximo tribunal podrían complicar el futuro de Cristina Kirchner y de otros dirigentes peronistas. La moneda está en el aire. En los pasillos del cuarto piso del Palacio de Justicia, nadie admite a viva voz que los fallos de fin de año puedan significar algún tipo de represalia contra el Gobierno. Pero más de uno se divierte con la idea de que efectivamente eso haya sucedido.

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Cristina Kirchner

Es que, después de nueve meses de gestión, el ministro de Justicia, Martín Soria, se reunió por primera vez con la Corte. Apenas pisó la calle, les señaló a los medios una serie de críticas hacia el máximo tribunal. No hubo respuestas públicas, pero horas después del encuentro ya había llegado el primer contragolpe. La definición por el pago de la deuda coparticipable con Santa Fe llevaba años esperando.

Casualmente, o no tanto, llegó ese 7 de diciembre que el ministro les dijo, en la cara, que es una institución que “atrasa”. Lejos de bajar los decibeles, Alberto Fernández también se subió al ring: “Las demoras en el servicio de justicia imponen revisar el número de integrantes y la división de tareas en el máximo tribunal”, dijo. Otra vez, hubo respuesta a través de un fallo: la declaración de inconstitucionalidad del Consejo de la Magistratura.

En el Ejecutivo no sólo analizan la reacción de la Corte en cuanto a lo que pasó. De hecho, preocupa más lo que puede venir. En la agenda del máximo tribunal hay causas sensibles que pueden seguir arrinconando al Gobierno y a sus integrantes. El debate por los fondos coparticipables que Nación le quitó a Capital Federal será uno de los próximos capítulos, pero la pelea de fondo llegará cuando traten los casos de corrupción K.

Cristina Kirchner y su familia tienen un apartado especial: el nombre de la vicepresidenta y de sus hijos aparecen en más de cincuenta recursos que la Corte debe resolver, en su calidad de imputados, y en una decena de quejas en las que están como denunciantes. En el entorno de la vice miran con especial atención lo que pueda suceder con la causa conocida como Vialidad Nacional.

Allí, donde es investigada por haber favorecido a Lázaro Báez con contratos de obra pública, el máximo tribunal tiene que resolver sobre distintos recursos que planteó la defensa de Cristina. Si la Corte hace caso omiso a los reclamos de la vicepresidenta, su situación procesal podría complicarse en un juicio que sigue avanzando. La tensión va en aumento y el diálogo entre los poderes es nulo. En Casa Rosada saben que el problema no es el año que pasó, sino el que viene.

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