Mientras el Observatorio de la Deuda Social de la UCA demostró que Buenos Aires es el territorio de mayor deterioro social del país, el gobernador Axel Kicillof apostará, una vez más, por el merchandising para levantar su gestión de cara a las elecciones.
Los tentáculos de la crisis que atraviesa al país parecieran estirarse cada día más, alcanzando nuevas fronteras. En este escenario, sin embargo, la conducta de los principales dirigentes políticos pareciera distar en no poca distancia de la necesidad de gestos amigables con la situación que viven los argentinos.
Al grave trance ocasionado por los inalcanzables compromisos de deuda, que obligó al presidente Alberto Fernández a refinanciar una y otra vez los plazos de los fondos de inversión, se le sumó una inflación descontrolada que superará en, al menos, tres veces lo previsto por el ex ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, y salarios que, a pesar de celebrarse paritarias cada dos meses, continúan al menos 15 puntos por debajo del crecimiento de la canasta básica.
Las consecuencias del descalabro se sienten con fuerza en la provincia de Buenos Aires, una suerte de termómetro de la fiebre política que atraviesa al país. El gobernador Axel Kicillof pierde terreno día a día frente al avance de Martín Insaurralde y el llamado Grupo Esmeralda, que al día de hoy se encuentran presentes en gran parte de los puestos decisivos de la estructura bonaerense.
A nivel nacional, de los veintiún ministros con los que comenzó su gestión Alberto Fernández, sólo quedan seis en pie. Entre ellos, se encuentra el ex jefe de Gabinete Santiago Cafiero, quien fue sutilmente desplazado del foco de atención tras una serie de groseros traspiés.
A pesar de lo grave de la situación, Kicillof pareciera convencido que la salida no está en generar un mayor volumen de trabajo sino en el merchandising. Algo así como, si hay crisis, que no se note.
Acorde a ésta decisión, la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA) saldrá a la cancha con un costoso set de cartelería nueva. En total, se gastará 89.249.632,77 pesos, una cifra sideral considerando lo poco vital que resulta el recambio de carteles del organismo bonaerense ante las urgencias que atraviesan a los bonaerenses.
Entre otros ítems, Kicillof y el titular del ARBA, Cristian Girard, echarán mano a las arcas públicas para comprar carteles indicadores de 1.5 metros por 70 centímetros, otros de 1.3 metros y un set de 2.2 metros. Todos llevarán letras de gran espesor, autoadhesivas, con los logos del organismo bonaerense y de la gestión de Kicillof, más un servicio de pintura.
Los informes del Observatorio de la Deuda Social de la UCA dejan poco margen a dudas. En uno de sus últimos informes, determinó que la provincia de Buenos Aires fue la que tuvo el mayor deterioro social de todo el país. Sospechosamente, interrumpió sus estudios poco tiempo después.