Soja en Misiones: historia y actualidad de un cultivo resiliente

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En la actualidad se siembran en Argentina aproximadamente 16 millones de hectáreas de soja por año obteniéndose una producción de 50 millones de toneladas (promedio de los últimos 10 años).

La soja fue introducida al país a finales del siglo XIX para usarla principalmente como aporte de materia orgánica a los suelos y por su potencial forrajero. Allá por la década del 40, la soja presentaba varios problemas que impedían su aceptación. El vuelco de las plantas era común a todas las variedades introducidas, así como la dehiscencia (apertura de las vainas maduras previa a la cosecha) y el vaneo (vainas vacías sin desarrollo de grano), el bajo rendimiento industrial en aceite y la ausencia de resistencia a enfermedades.

En 1955, Misiones era la única provincia argentina que producía soja en una superficie superior a las mil hectáreas destinadas principalmente a la protección del suelo y como cultivo intercalar de las plantaciones nuevas de té, tung, citrus y yerba mate.

Agrosoja SRL, proyecto privado destinado a introducir el cultivo de soja al país, firma un convenio con el Ministerio de Agricultura de la Nación para continuar con el plan de ensayos multi-localidades que venía desarrollando.

El Inta recién creado (1958) cumplió un rol fundamental a través de la producción de conocimientos y las técnicas de comunicación social y extensión destinadas a lograr un acercamiento más eficiente al productor agropecuario ayudando a la promoción definitiva del cultivo. Luego de años de experimentación en 1962 se logró la primera exportación de soja (6000 toneladas).

Hasta inicios de la década del 70, la provincia de Misiones mantendría el rol de zona núcleo sojera con la mayor superficie sembrada con soja del país superando las 13.000 hectáreas por año.

En 1969 y 1970 la soja se distribuía en casi la totalidad de los departamentos de Misiones, destacándose en Cainguás, Iguazú y Oberá.

Hasta 1983 la superficie sembrada se mantuvo por encima de las 25.000 hectáreas anuales, alcanzando su mayor expansión en 1973 con 44.000 hectáreas. A partir de 1990 la producción sojera en la provincia desciende drásticamente manteniéndose con registros bajos hasta la actualidad. El último censo agropecuario (2018) indica la presencia de soja en 318 de las 22.417 explotaciones agropecuarias de la provincia ocupando una superficie de algo más de 1.700 hectáreas.

Varios factores afectaron su continuidad: la necesidad de implementar técnicas particulares acordes a la topografía del suelo misionero, la escasez de amplias superficies sin limitaciones para uso agrícola, las características pluviométricas, la prevalencia de plagas y enfermedades, los mayores costos de producción, la distancia a los puertos para exportación y la competencia con las industrias aceiteras ubicadas en la zona núcleo con amplias ventajas tecnológicas.

La falta de variedades desarrolladas para este ambiente en particular, así como ocurre en otros cultivos anuales, ha limitado su permanencia y expansión. Se genera un círculo vicioso donde la escasa superficie sembrable hace perder el interés de los semilleros privados en invertir en el desarrollo de nuevas variedades adaptadas al ambiente misionero y, por ende, la ausencia de variedades adaptadas de alta productividad reduce la superficie invertida por el productor para este cultivo.

Visualizando este problema, el Estado Nacional a través del Inta continua aportando soluciones a aquellos productores que optan por el cultivo de soja también en ambientes marginales. En el año 2003, la roya asiática (o ferrugem) ingresa a la Argentina por la provincia de Misiones. Esta enfermedad es causada por el hongo biotrófico Phakopsora pachyrizhi que disminuye la capacidad fotosintética de la planta, afectando drásticamente el rendimiento, pudiendo causar pérdidas de hasta el 80% en productividad.

En Brasil se reportan pérdidas económicas estimadas en U$S 738 millones por año. El NEA, NOA y Litoral son las regiones más afectadas de Argentina.

La preocupación por evitar la llegada de la enfermedad a la zona núcleo sojera y la necesidad de dar soluciones a largo plazo en la provincia de Misiones hizo sonar las alarmas de los investigadores del Inta y disparó una serie de estudios al respecto. Entre otras acciones, se firma un convenio de cooperación científica entre el Inta y Jircas (Japan International Research Center for Agricultural Sciences) para el desarrollo de variedades de soja resistentes a la roya asiática a cargo del equipo de investigación en Cultivos Anuales de la EEA Inta Cerro Azul.

Luego de años de trabajo, en 2022, se logra crear y registrar la primera variedad de soja desarrollada en la provincia de Misiones y adaptada a esta. Su nombre es “Doncella Inta-Jircas” una variedad no transgénica, de crecimiento indeterminado, de 120 días de ciclo, con buen potencial de rendimiento y elevada proteína (42,5%). Es altamente resistente a roya asiática de la soja con 3 genes de resistencia apilados; resistente a diferentes razas de Phythophthora y moderadamente resistente a cancro del tallo. 

Por Lic. en Genética (M. Sc.) Adrian De Lucía, lic. en Genética (M. Sc.),
Mónica Heck &  lic. en Genética Silvina Fariza

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