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La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) es un mapa plagado de grandes carteles publicitarios y cemento. En el primer caso muchos son de publicidad empresarial pero una parte importante la ocupa la megacampaña en constante crecimiento del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, empecinado en instalar el eslogan “la transformación no para” a modo de mantra a repetir hasta las elecciones de 2023.
Pero hay más, porque lo que no para en CABA son los negocios de quiénes están cerca del alcalde porteño. Como parte de ese entramado de publicidad vidriosa y negocios poco claros se ubica el fenomenal curro del acarreo de autos, ejecutado por grúas blancas y amarillas que recorren puntos neurálgicos de la ciudad para levantar coches, llevarlos lo más rápido posible a los centros de guardado de los vehículos y volver por más.
Hay connivencia del Gobierno de la CABA con 2 empresas que en un sólo día de acarreos recaudan el irrisorio canon mensual que pagan. Ello en relación a lo que se calculan son irrisorios 50 mil pesos que las firmas pagan como canon mensual por un negocio multimillonario.
Sin ir más lejos, hace 21 años que prorrogan una concesión que está vencida. Era hasta el 2001 y nunca más se licitó. Desde allí simplemente prorrogan. O sea, las empresas son Dakota SA y BRD las empresas que operan con contratos vencidos.
Las grúas recorren la Ciudad desde 1991, cuando Carlos Grosso les otorgó el servicio. Los contratos firmados en 1991 vencieron diez años después pero se siguen renovando. A su vez, los dueños de BRD tienen además importantes estacionamientos en Plaza Lavalle y bajo el Centro Cultural Recoleta. Ambas zonas, además, son recorridas con particular interés por la empresa.
