El físico y economista Demian Reidel, a quien se daba como número puesto para el Banco Central, desistió este sábado del ofrecimiento, pero se ocupó de aclarar que la relación con Javier Milei es “excelente” y que tiene su «apoyo absoluto».
«Para evitar especulaciones, quiero confirmar que en este momento no voy a ejercer la presidencia del BCRA. El presidente Javier Milei cuenta con mi apoyo absoluto. Será un honor y un placer seguir colaborando con la construcción de la nueva Argentina. ¡Viva la libertad, carajo!», publicó en su cuenta de X.
Del entorno del nuevo presidente se insistió en que «Reidel va a estar en el lugar más indicado que el presidente considere”. Y que “no estaba confirmado en ningún lugar», aunque los medios próximos al nuevo oficialismo lo venían dando por descontado desde hace días. Pero la decisión está tomada, y continuará viviendo en los Estados Unidos.
La razón de fondo que habría motivado la negativa de Reidel fue que, días atrás, después de que Luis “Toto” Caputo declarase que no se iba a eliminar el Banco Central, Milei hizo público que el cierre de la entidad «no es negociable».
Si bien Reidel cree que la autoridad monetaria debería seguir funcionando, aunque con una reconfiguración de su organigrama, de ninguna manera quiere ser el encargado de clausurarlo.
La negativa de Reidel se sumó a las tensiones internas que atraviesan a la estructura original de La Libertad Avanza. Los libertarios históricos se sienten desplazados y maltratados por Milei -“nos cagó”-, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, no se cansa de hacer saber que no se han respetado los acuerdos sellados con Milei, que le asignaban el control de las áreas de Defensa y de Seguridad, que ahora quedarían en manos de Patricia Bullrich y de Luis Petri, su propio candidato a vice.
Quien fortaleció su posición, en cambio, fue Sandra Pettovello, la futura súper ministra de Capital Humano, quien sufrió algunas operaciones en su contra. Pero nada más lejano de la realidad. Pettovello fue la responsable de la decisión de bajar a Carolina Píparo de la AFIP y es uno de los bastones emocionales sobre los que se sostiene el nuevo presidente.
Lo único que queda en claro hasta ahora es que hasta la asunción del nuevo presidente, muy pocos de los cargos estarán confirmados. El tsunami interno no cede.