Milicianos del estado palestino conocido como Franja de Gaza atacaron el suroeste de Israel. Las autoridades locales cuentan al menos 300 personas muertas y 1.864 heridos. El intercambio de fuego continua y los organismos internacionales pronostican que solo es el inicio. El relato de un argentino en primera persona.
“Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Y la ganaremos”, estas fueron las palabras de consuelo que recibieron los ciudadanos de Israel de su líder y primer ministro, Benjamín Netanyahu, después de despertarse en una mañana de sabado oscurecida por los más de 3.000 proyectiles que se lanzaron desde la Franja de Gaza, un estado palestino que fue portada de todos los diarios a nivel global.
Una vez que el humo de los proyectiles se disipó inició el verdadero terror para los israelíes, ya que cientos de milicianos de Gaza —cuyos miembros pertenecen al movimiento islamista Hamás— atacaron el suroeste de Israel con incursiones terrestres, tomando rehenes, edificios y masacrando a quien se opusiera. Las autoridades israelíes cuentan al menos 300 personas muertas, 1.864 heridos, de los cuales 19 se encuentran en estado crítico, 326 graves. Entre ellos 26 uniformados que intentaron resistir las primeras oleadas.
“Yo siempre decía que Israel es el país más seguro del mundo, por su sistema de seguridad, la llamada cúpula de hierro. Pero todo cambió cuando a las 6:30 de la mañana del sábado, empiezan a sonar las alarmas y de repente en el sur del país se veían camionetas con soldados de Hamás, dando vueltas disparando libremente aterrorizando a todos”, relató Shniur Kiesel a Canal 12, un argentino que vive en la ciudad capitalina de Tel Aviv.
“Entraron a edificios y agarraron todo lo que se podían llevar. Además tomaron varios lugares que el ejército sigue intentando recuperar. Se está viviendo una situación de mucho terror”, agregó.
Tras el sorpresivo ataque de Hamás —grupo considerado terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea— las fuerzas de Defensa de Israel han recuperado el control de 29 lugares que fueron tomados, pero siguen los combates contra milicianos todavía en ocho puntos. En tanto se han rescatado cientos de rehenes, pero la cifra de los que aún siguen secuestrados es desconocida.
Un ataque sin precedentes
Los primeros informes emitidos por las autoridades israelíes tomaron por sorpresa a varias agencias de inteligencia a lo largo de la tierra. La grieta en la llamada cúpula de hierro —el sistema de defensa desarrollado para derribar los proyectiles— y el hecho de el ejercito tardara en contestar el despliegue de las milicias por tierra dejó un clima de desconcierto, como si abrieran las puertas del país por dentro.
Un sentimiento parecido recorrió la mente de varios ciudadanos israelíes. Por su parte, Kiesel destacó que “antes la cúpula de hierro interceptaba” todos los proyectiles, pero con los más de 3.000 que dejaron desolado el sur del país el sábado, sintió que “bajaron la eficacia”. “Hoy me sentí entregado al lobo por los carniceros que se benefician de este conflicto, de esta guerra, que de humanos, no tienen la H”, remarcó.
Una condena a nivel internacional
Pese a que la mayoría de países europeos aún siguen sin pronunciarse sobre el asunto, las naciones a lo largo del continente americano fueron las primeras en pronunciarse. En ese sentido, el presidente de EE.UU. Joe Biden, llamó a condenar los ataques terroristas a Israel, y ofreció medidas de apoyo. Además, el mandatario estadounidense enfatizó que su país “nunca dejará de apoyar a Israel”.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se unió a la causa de condenar los ataques junto a sus pares de Colombia, Gustavo Petro; Chile, Gabriel Boric; México, Manuel López Obrador; y Guatemala, Alejandro Giammattei. Asimismo, las Cancillerías de Uruguay y Costa Rica emitieron comunicados similares.
El refuerzo de las medidas de seguridad también se ha hecho evidente en Argentina, donde el Gobierno nacional dispuso la “alerta general” para las instituciones de la comunidad judía y las fronteras del país después del ataque múltiple perpetrado por Hamás contra Israel. Cabe recordar que en el territorio argentino residen entre 300.000 y 400.000 judíos, lo que supone la comunidad más numerosa en Latinoamérica y quinta del mundo.
El país tambien guarda en su memoria los dos graves atentados sufridos en la década de 1990 contra intereses judíos: el ataque a la Embajada de Israel en 1992, que dejó 29 muertos, y el perpetrado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que en 1994 mató a 85 personas y causó más de 300 heridos.
Un contraataque arrollador
Con el ataque relámpago de las milicias de Gaza medianamente controlado y tras el despliegue de las fuerzas israelíes, el primer ministro Netanyahu prometio venganza a su pueblo durante una conferencia de emergencia en la tarde del sábado. “Nos vengaremos por este día negro que han infligido en el Estado de Israel y sus ciudadanos. Lo que ha ocurrido hoy nunca se había visto en Israel, y me aseguraré de que no vuelva a ocurrir jamás. Hamas ha empezado una guerra malvada y cruel. Ganaremos, pero el precio será alto”.
Entre las palabras de aliento y el llamado a la calma, Netanyahu remarcó que “las Fuerzas de Defensa de Israel van a usar, de forma inmediata, todo su poder para desmantelar las capacidades de Hamás”, palabras que se demostraron este domingo por la mañana con los bombardeos israelíes sobre 426 objetivos de Hamás. Los ataques aéreos continúan en estos momentos sobre la Franja de Gaza.
Esta fue la primera medida tomada por el gabinete de seguridad de Israel, que embolsan una serie de “decisiones operativas destinadas a provocar la destrucción de las capacidades militares y gubernamentales” del grupo terrorista Hamás. Entre las decisiones tomadas por el gabinete se encuentra detener el suministro de electricidad, combustible y bienes a la Franja de Gaza.
Como segunda medida atacaron el cuartel general de inteligencia de Hamás y un complejo militar utilizado por sus fuerzas aéreas, además de dos bancos que sirven a la organización para financiar actividades terroristas. A esto se le suma un sitio de producción de armas aéreas de la Yihad Islámica en la ciudad de Gaza, y un edificio que incluía oficinas y unidades de almacenamiento donde la organización terrorista almacena armas y equipo militar.
Pese a que el contraataque inicial fue arrollador, el primer ministro israelí afirmó que el país se está “embarcando en una guerra larga y difícil”.